Maldito, seductor, peligroso, provocador, pobre, salvaje y marginal: así es el Raval, el barrio más carismático de Barcelona. Su idiosincrasia, fijada ya en el imaginario colectivo, lo ha convertido en escenario y (sobre todo) protagonista de incontables historias; novelas y películas que se sirven de su carácter rebelde para contextualizar las miserias y grandezas de la vida. Porque el Raval es marginación , pobreza y prostitución, sí. Pero también significa libertad, diversidad y placer. A él han acudido los personajes más variopintos (maleantes y bohemios, marineros y locos) en busca de la libertad que ofrece la oscuridad de sus calles.

Durante los últimos años, la Administración se ha esforzado por revitalizar el barrio, con una reforma urbanística importante y la instalación de varios centros culturales (el MACBA, la Filmoteca de Catalunya, la Universidad de Barcelona, etc). Algunos se han quejado de hipocresía política y gentrificación. Otros alaban el panorama cultural floreciente del barrio. Pero, a pesar de todo, el Raval continúa fiel a su carácter rebelde. Aunque ya no es el barrio Chino, ni tampoco el Quinto Distrito, algo permanece indomable en la esencia del Raval.

La Filmoteca de Catalunya dedica estos días una exposición y un ciclo de cine sobre el Raval y su dimensión cinematográfica. Nosotros hemos querido brindaros este recorrido por los párrafos escritos a la sombra de sus estrechas calles.